CONTAR CON EL CONTADOR
Mi profesión es cobrador. No me ocupo de cobrar deudas comunes, sino de obligaciones que son consideradas incobrables por otros. He tenido mucho éxito con un método que inventé yo mismo y que, por lo tanto, es sencillo: Al individuo moroso le pinto el cuadro de una cárcel, le describo la humillante convivencia con criminales verdaderos, y le relato deprimentes experiencias de personas acusadas de delitos muy leves, que a menudo deben pasar meses en prisión preventiva esperando el primer interrogatorio.
Me va bien, estoy ganando mucho dinero, y eso es importante para mí, porque me fascina gastarlo. Los billetes están hechos de papel para que vuelen, y las monedas son redondas para hacerlas rodar. He tenido que emplear a una persona, porque cuando uno trabaja todo el día en la calle, obviamente no tiene tiempo para controlar el creciente movimiento de sus operaciones. El es un contador joven y activo, que conoce muy bien todas esas complicadas disposiciones financieras, previsionales e impositivas. Es una gran ayuda, es eficiente y capaz. Realmente, muy capaz.
Todavía estoy intrigado por lo ocurrido, hace unos diez días. Yo había emitido un cheque, que fue rechazado por el Banco, por falta de fondos suficientes. Y antes de que yo me enterara y pudiera averiguar el motivo, habían rebotado dos cheques más por importes aún mayores. Me extraña que los depósitos, hechos con suficiente anticipación, no hayan alcanzado para cubrirlos.
¡Qué
vergüenza! Y lo que más me molestó fue la visita de un cobrador que presentó demandas
y me amenazó con la desesperante lentitud de los tribunales, el tétrico ámbito
de una penitenciaría, la compañía de delincuentes profesionales. Pero ¿qué
quieren que haga? Por el momento no puedo responder a ninguna exigencia, porque
me he quedado sin recursos disponibles. Y ahora que necesito al Banco, no me
los proporciona tampoco.
Francamente, no entiendo qué puede haber pasado. Tengo la mala suerte de que el contador esté de vacaciones. Se iba por dos semanas, y ya pasaron tres. Cuando vuelva, deberá explicarme todo muy bien, espero que tenga los datos a mano para comprobar que se trata de un error. Que venga pronto, por favor, porque con el calor que hace y sin ventilador, este ambiente está insoportable. Y con esta mala luz, yo no puedo leer. Pero lo peor es esto de escribir con un lápiz sin punta, sobre envoltorios de chocolatines y cigarrillos, y a espaldas de los reos con quienes comparto esta maldita celda.
* * *
2 comentarios:
Estimado autor:
El cuento prueba que, como dice el dicho, a todo chancho le llega su San Martín.
Casualmente, este santo es el de Tours, patrono de la gloriosa ciudad de Buenos Aires -la historia de cómo fue elegido es muy interesante, si Ud. quiere se la cuento- y patrono también de un nieto suyo (que no es político, aunque le gustaría).
San Martín de Tours se celebra el 11 de noviembre en España y coincide con la fecha en que se matan los cerdos para curar los jamones.
La pregunta clave, elemental: ¿usted recuerda si el cobrador escribió este relato un 21 de noviembre?
Por el calor, podría ser.
Saludos,
José Quijano
José sí, cuénteme por favor la elección de San Martin de Tours como patrono de Buenos Aires.
Punto aparte, por qué la fecha del 21 de noviembre si El Día es el 11 de noviembre?
.&
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